Los retos en capital humano para el avance de la desalación

Chile tiene profesionales idóneos, pero no los suficientes para el creciente impulso que han tomado las plantas desaladoras. Es por ello que los sectores público, privado y académico están desarrollando iniciativas para generar conocimiento en esta área.
Diario Financiero

El mundo está sufriendo una importante crisis hídrica en la que Chile se ha visto fuertemente afectado. Una situación donde la minería tiene un rol particularmente importante, ya que, según cifras de la Dirección General de Aguas, el sector es responsable del 3% del consumo de este recurso en el país.

Una solución prometedora para reducir el uso de agua continental es la construcción de plantas desalinizadoras que procesan agua de mar. De acuerdo con datos del Consejo Minero, el uso de agua de mar -salada o desalinizada- representa un 23% de toda el agua que usa la minería y Cochilco proyecta que hacia el año 2029 llegará a un 43%.

Pese a esta situación, no existe un marco jurídico-institucional para la desalinización. “Su ausencia hace que los procesos sean más lentos, que los proyectos demoren más en concretarse y que esta especialidad sea un terreno desconocido para muchos profesionales”, dice Martín Tavil, director ejecutivo de la Industria Minera en Accenture Chile.

Y es justamente el tema del capital humano el eslabón más débil en toda esta cadena. La industria de la desalación, para materializar sus proyectos, requiere en sus fases principales -ingeniería y construcción o ejecución- de especialistas de diversas ramas del conocimiento, incluyendo ingeniería civil, arquitectura, ingeniería mecánica y eléctrica, química, derecho y otras especialidades técnicas como control e instrumentación.

Según Waldo López, director de las Asociación Chilena de Desalinización (Acades) y gerente de Desarrollo de Negocios en Acciona, las empresas que tienen el conocimiento, las referencias y el expertise, pueden apoyarse en la fase de ingeniería de capital humano que existe en Chile, “dada la amplia experiencia y conocimiento que hay de proyectos en minería e industriales, que, si bien no es exactamente lo mismo, permite desarrollar un buen proyecto, pero de manera guiada y supervisada por la empresa especialista en desalación, que no es de origen nacional”.

Sin embargo, el problema ocurre cuando hay muchos proyectos en simultáneo, añade López, subrayando que esa situación impacta en la oferta del capital humano y, en consecuencia, distorsiona el precio de la mano de obra.“Es un gran desafío si se debe apostar por aumentar la mano de obra calificada, que pueda atender el amplio abanico de posiciones en distintos niveles”, dice.

En la misma línea, Tavil acota que un camino ante este desafío es potenciar la colaboración entre investigadores (universidades), la industria y el sector público, con el fin de desarrollar una serie de estrategias y herramientas “para promover la formación y capacitación de más capital humano avanzado en la industria desalinizadora”.
Iniciativas

La industria se está moviendo para hacerle frente a este reto. En mayo la Alianza CCM-Eleva presentó el proceso de desaladoras dentro del Marco de Cualificaciones Mineras, que contempla el desarrollo de perfiles y mapas de procesos que describen las principales funciones del capital humano que operan estas plantas dentro del proceso minero.
“Vamos a influir en que el mundo formativo comience a establecer mallas y programas formativos que puedan educar a más personas en las competencias que el sector requiere para estar preparados ante la alta demanda de capital humano que existe y existirá de este nuevo proceso”, asegura Verónica Fincheira, gerenta del Consejo Competencias Mineras (Alianza CCM-Eleva).

Por su parte, Waldo López destaca que las universidades regionales han puesto foco en su realidad local, generando conocimiento científico sobre las distintas materias relacionadas a la desalación. Aquí resalta iniciativas como el Hub Ambiental de la Universidad de Playa Ancha; el Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM) de la Universidad de Concepción; y proyectos formados al alero de Corfo como el Consorcio Tecnológico del Agua y el Centro Avanzado para Tecnologías del Agua.

Por último, Martín Tavil, de Accenture, comenta que, para lograr una reducción del uso de agua a escala, la real oportunidad está en las nuevas tecnologías.“La gestión inteligente del recurso hídrico en las minas requiere un avance continuo de tecnologías como Internet de las cosas industrial y el impulso de data analytics, para recolectar y analizar información de calidad, que permita adoptar decisiones más eficientes para gestionar de forma correcta el uso del agua”, dice, agregando que con los sensores inalámbricos, la inteligencia artificial y los drones se pueden desarrollar sistemas de medición automatizados para recoger datos clave que permitan gestionar y tratar el agua de las minas. Un área que también requerirá de profesionales calificados para proyectarse al futuro.

El desarrollo de proyectos de desalación requiere de especialistas de diversas ramas del conocimiento, como ingeniería civil, arquitectura, ingeniería mecánica y eléctrica, química y derecho, y también de especialidades técnicas como control e instrumentación.