“Necesitamos avanzar mucho más en reúso de aguas residuales y desalinización de agua de mar”

Regular la actividad para darle certeza jurídica y seguir buscando nuevas fuentes para abastecer otras zonas del país, no solo el norte, están entre las tareas pendientes, dice el presidente de Acades, Carlos Foxley.
DF

En Expomin, la Asociación Chilena de Desalinización (Acades) y el Consejo Minero presentaron el primer catastro de plantas desaladoras en el país, el cual arrojó que existen 17 instalaciones de este tipo: nueve ya están en operación, cuatro en construcción, tres cuentan con aprobación ambiental y una está evaluación preliminar. De la capacidad instalada, 80% se destina al suministro de la minería.

“Es la primera vez que se consolidan los datos de desalinización en Chile, lo que nos permitió dar a conocer con cifras concretas la capacidad instalada de producción de agua desalinizada que tiene actualmente el país, y proyectos en desarrollo. Cifras que, cruzadas con el déficit hídrico de las distintas cuencas del país, pueden mostrar a su vez las comunas que necesitarán nuevas fuentes para abastecer a sus habitantes y actividades productivas”, destaca el presidente de AcadesCarlos Foxley.

-¿Tener 17 iniciativas es buen número?
-En la zona central de Chile llevamos 14 años con precipitaciones menores al 50% de lo normal, y la gran mayoría de las 17 plantas se ubican en las regiones de Antofagasta y Atacama, siendo necesario continuar la búsqueda de nuevas fuentes de agua para abastecer muchas de las cuencas de las regiones de O’ Higgins, Val pa raí so, Coquimbo, A rica y también la Región Metropolitana, que hoy son deficitarias. Necesitamos avanzar mucho más en reúso de aguas residuales y desalinización de agua de mar para poder alcanzar la resiliencia hídrica con independencia de la cantidad de lluvia que tengamos.

-¿Qué experiencias han dado las plantas que ya están operativas?
-Entre las faenas mineras que utilizan agua desalinizada se cuentan Escondida, Spence, Candelaria, Aguas Cap, Manto Verde, Antucoya, Tesoro y Centinela. En general, la experiencia ha sido muy positiva y se ha ido generando un aprendizaje respecto a cómo operar en condiciones adversas, como cuando se hace presente el fenómeno de la Marea Roja o cuando hay presencia masiva de medusas. Algo muy destacable es que se han ido generando investigaciones científicas en las zonas costeras donde operan las desalinizadoras, gracias a lo cual hoy conocemos mejor los equilibrios ecosistémicos, y sabemos que no se han registrado efectos ambientales negativos atribuibles a la desalinización.

-¿Qué se necesita para poder avanzar más?
-En el corto plazo, abordar una legislación que regule esta actividad en forma orgánica a fin de darle certeza jurídica a los inversionistas, herramientas de fiscalización al Estado y tranquilidad a la opinión pública y a las comunidades respecto de la no afectación del medio ambiente marino. Es urgente avanzar en la tramitación legislativa del proyecto de ley de uso de agua de mar para desalinización que actualmente se discute en la Comisión de Recursos Hídricos del Senado.